"La doble de vida de Verónica" de Kieslowsky canta: taan taan tararaaann... (música 14 Concerto En Mi de Zbigniew Preisner) y esa voz angelical que te lleva volando sobre la historia de las dos Verónicas y su fugaz encuentro en la vida. Ella mira el paisaje en sepia por una bola de vidrio y no es que deforma la realidad sino que es su realidad la que se reflejala y cobra vida.
Cada vez que veo esta película me sorprenden las lagunas que se me hacen en la mente con respecto a diferentes fragmentos. Como si siempre fuera la primera que la veo, la redescubro una y otra vez. Supongo que eso es bueno en algún punto.
Si no me equivoco esta película es anterior a la trilogía (BLEU BLANC ROUGE) que hizo famoso al director. Y ya presenta elementos que luego explora más a fondo en cuanto a la imágen.
La historia es mágica, dos vidas gemelas que se cruzan, dos historias llenas de vida que Kieslowsky rompe en un segundo para hacerlas frágiles como ninguna. Nada es casual en la vida. Una vez más podemos creer en las almas gemelas y en ese vínculo inexplicable, más fuerte que la sangre.
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